Una antigua amenaza tiene en movimiento no solo a la Resistencia, sino que también al Lado Oscuro de la Fuerza representado por la Primera Orden. Bajo esa premisa llega The Rise of Skywalker, el noveno y último episodio de la saga creada por George Lucas. Este capítulo no solo cerraría la trilogía iniciada en 2015 con The Force Awakens, sino que también toda la historia relacionada a los Skywalker, linaje central de la historia. Es debido a esto que las expectativas eran altísimas no solo al tratarse de una obra que, querámoslo o no, era esperada hasta por quienes se decepcionaron de todo este universo, sino que también por ser la conclusión de un ciclo iniciado hace 42 años.
Tras la decepción –para algunos- que significó su antecesora, The Last Jedi, existía cierto recelo hacia una última parte que apostaba mucho, porque no es llegar y concluir algo que sigue atrayendo a generaciones de fanáticos, especialmente si no se está a la altura de lo que nos hizo fijarnos en ello en primer lugar. Sin embargo, JJ Abrams se la ingenió para, al menos, entregarnos un producto sólido y con un final emotivo que a muchos les resultará satisfactorio. Dicho esto, obviamente hay factores criticables.
Partamos por algo que llega a ser innecesario de mencionar: el apartado visual está más que a la altura, con batallas increíbles y personajes digitales y análogos bien llevados a la pantalla, pero cierta cara conocida resultará menos amenazante y aterradora que en el pasado precisamente por lo mismo: buenos efectos especiales no se comparan a esa caracterización análoga compuesta principalmente con maquillaje. La banda sonora evoca momentos de la saga de buena manera, siendo parte de toda esa nostalgia que nos llega en varios puntos, pero aún así, John Williams quedó al debe con una épica canción que definiera toda esta actual trilogía, como sucedió con esa obra maestra llamada Duel of the Fates, lo mejor de la execrable The Phantom Menace.
Si bien los primeros minutos de la trama se sienten algo estancados, a la cinta no le cuesta avanzar una vez que toma su ritmo, mostrando de forma ágil lo vivido entre la Resistencia, el camino Jedi de Rey y el liderazgo de Kylo Ren sobre la Primera Orden, sorprendiéndonos con detalles inesperados que ni siquiera los tráilers nos pudieron anticipar en mayor medida, cosa que en tiempos en que los múltiples adelantos que aparecen revelan más de lo que deberían, se agradece. Esas sorpresas, estemos de acuerdo con lo que significan o no, son un punto alto de este estreno, aclarando una infinidad de dudas que no podían quedar sin responder ante este final. Ahora, esto también genera un inconveniente mayor. Varios aspectos que nos toman desprevenidos pudieron aprovecharse de todavía mejor manera si se hubiesen explotado de forma sutil en las dos entregas pasadas. Mucha información tan seguida nos deja una pesada sensación conforme avanza la película, porque su velocidad es demasiada y terminamos procesando demasiado en medio de la misma, complicando incluso poder centrarnos en el momento. Más de alguno podrá considerar que parte de esto se nota un poco forzado. También un cierto exceso de humor juega en contra, con chistes innecesarios y hasta forzados que pudieron evitarse para no caer en lo molesto.
Como ya se dijo, The Rise of Skywalker cierra una historia con la que millones crecimos, por lo que es inevitable apelar a todo eso que todavía nos provoca tanto. Ese fan service, a diferencia de muchos casos, funciona en parte, porque no se impone derechamente a la fuerza, pero para los más puristas puede sentirse excesivo porque el pasado vive, y quizás tanto como en The Force Awakens, que abusó de este recurso. Caras familiares vemos por montones, y más de alguna sacará buenos aplausos en las salas de cine de cine durante momentos determinados, pero también priman varios aspectos que nos evocan lo que ya vimos, poniendo gran parte de las nuevas creaciones de este episodio en un segundo plano, destacando poco debido a que lo clásico tiene mayor relevancia mientras avanza la cinta. De las incorporaciones actuales, sobresale el General Pryde, personaje que obedece a ese arquetipo del duro oficial militar que tantas veces ya hemos visto, así como también otros toques novedosos que preferimos no mencionar para que los vean por su cuenta.
Mismo caso con la emotividad. Un final así apelará a nuestros sentimientos varias veces, y no se puede quedar indiferente ante escenas de una conclusión que hasta hoy estaba solo en nuestra mente (O en el llamado Universo Extendido para los más fanáticos, el cual fue descartado una vez que los derechos de la franquicia pasaron a Disney), pero que ahora vemos materializada como una despedida de tantos personajes que nos acompañaron durante nuestro fanatismo, ya sean los clásicos o incluso algunos de los pocos que realmente destacaron de esta actual fase, como son Poe Dameron y Kylo Ren. Nota aparte son las escenas de este tipo protagonizadas por Leia, porque el hecho de que Carrie Fisher ya no está con nosotros les aporta un aún mayor valor emocional.
Unos rechazaron categóricamente The Force Awakens y, especialmente, The Last Jedi, otros ni siquiera tuvimos expectativas ante ese insípido spin-off llamado Solo, e incluso varias malas reseñas fueron hacia la notable Rogue One, pero al final del día, Star Wars nos atrae de una u otra forma y este final así lo demuestra. Hay defectos, sí, sobre todo ese reciclaje y el gran apuro por aclarar tanto y que nos deja pensando mucho una vez finalizada, pero como cierre, logra su cometido, siendo una película muy disfrutable. Para gustos, colores, dicen por ahí, y probablemente parte de quienes lean esto tendrán sus reparos respecto a ese artículo, positivos o negativos, pero es indudable que Star Wars cerró su historia principal con una entrega con emotividad, sorpresas y mucha acción. Esas tres cintas originales que varios conocimos durante nuestra infancia siguen siendo insuperables, más que claro está, pero ya podemos decir que The Rise of Skywalker se corona como la mejor del regreso de la saga creada por George Lucas a la pantalla grande, aunque para ser un final tan histórico, siempre se puede más, por más que no deje a nadie indiferente.
Escrito por: Luciano González
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